sábado, 8 de febrero de 2014

TOP 10 AMIGOS Y COMPAÑEROS (PARTE X)

Bueno, hoy nos toca cerrar el ranking que nos tenía ocupados, aunque no del todo, puesto que se me ha ocurrido, igual que hice en algunos otros casos, un puesto de honor sorpresa que ya veréis pronto quien ocupa. Aún con ello, la medalla de oro oficial se la llevan estos dos simpáticos personajes, la epítome de perfectos coleguillas en una de las primeras sagas de Pixar, y probablemente, la mejor. Buzz & Woody son ya un binomio tan inseparable como los que hemos ido viendo en este ranking, un par de dos con los que muchos hemos crecido y disfrutado de las tres películas de Toy Story, a cada cual mejor, más divertida y conmovedora. Toy Story es una excelente trilogía de animación que no dudo ni por un segundo en recomendar a todos, sea cuál sea vuestra edad, porque os va a encantar. Y gran parte de su gancho reside sin duda, en estos dos juguetes protagonistas, y en la amistad que les une. Juntos, Buzz y Woody vivieron innumerables aventuras, y si me lo permitís, en esta entrada, podemos recordar juntos sus andaduras que tanto nos hicieron reir, disfrutar y emocionarnos, todo ello a lo largo de tres maravillosas películas.

No es que estos dos empezaran su camino con muy buen pie. En la habitación de Andy, Woody era el sheriff, el juguete preferido del muchacho, y un líder para todos los demás. Por eso le vemos organizarlo todo para la mudanza de la familia, con el fin de que ningún compañero juguete se pierda ni se quede atrás. Pero todo cambia con la llegada de Buzz, el regalo estrella ese año en el cumpleaños del pequeño Andy. Buzz es un juguete nuevo y reluciente, de plástico duro, una figura de acción del protagonista de la serie preferida entre los niños en ese momento, con todo tipo de detalles y artilugios. Enseguida, Woody se da cuenta de la cruda realidad: los niños quieren juguetes nuevos y chulos como Buzz, no un viejo vaquero de trapo como él. Su temor a ser reemplazado hace que Woody se sienta celoso de Buzz, y cuando ambos se pierden cuando Andy les lleva al Pizza Planet, los demás juguetes creen que su líder se esta intentando deshacer del astronauta. Ambos terminan en la habitación de Sid, un malvado niño que mutila y maltrata a sus pobres juguetes. No obstante, estos son buenos, y ayudan a ambos a escapar, no sin que antes, Buzz haya recibido una buena dosis de realidad: no es un héroe espacial, sino un simple juguete. Pero eso es mucho mejor, ya que, siendo un juguete, tiene un importante misión: hacer feliz a un niño tan especial como Andy, jugando con él. Tras una loca carrera, y con ayuda de uno de los petardos de Sid, Buzz y Woody logran llegar justo a tiempo junto a Andy, en su coche, en el que la familia del niño ya se marcha a su nuevo hogar. Y esta vez, después de todo lo sucedido, ya son buenos amigos, y no rivales.


En la segunda parte Woody sufre un pequeño incidente, que deja su brazo de trapo a punto de romperse, justo antes de que Andy se marche a su campamento de verano, con lo cual, ya no se llevará a su querido juguete allí. Esto deja al vaquero muy preocupado, y más consciente que nunca de que es un juguete realmente viejo, tanto... ¡¡que en realidad es una pieza de colección!! Esto lo descubre Woody al acabar por accidente en el mercadillo que organiza la madre de Andy, de donde es robado por Al, el dueño de los almacenes de juguetes Al. Woody es la última pieza que le faltaba a Al en su colección, una basada en el merchandising de una antigua serie infantil de la que el vaquero era el protagonista. En la oficina de Al, Woody conoce a Jessie, la simpática vaquerita que canta yodel, al capataz Pete, y a Perdigón, su valiente e inteligente corcél. Todos juntos van a ser vendidos al Museo del Juguete en Japón. Mientras, liderados por Buzz, los juguetes de Andy realizan una misión de rescate para salvar a Woody, con divertidas escenas mientras atraviesan el almacén de juguetes, con Barbie como protagonista y con evidentes referencias a Star Wars que me hicieron reir muchísimo. Woody decide sin embargo ser parte de la colección y viajar a Japón, abrumado por la idea de que es un juguete muy viejo y Andy no le querrá para siempre. Es en esta ocasión cuando Buzz le recuerda lo que le enseñó: que lo mejor de ser un juguete es poder hacer feliz a un niño. Woody no tarda en arrepentirse de su decisión, pero el capataz, lleno de rencor porque ningún niño le compraba ni le quería, le impide marcharse con sus amigos. La aventura se cierra con escenas trepidantes en el aeropuerto, tras lo cual, Woody escapa y logra regresar a casa junto a Andy, Buzz y el resto de los juguetes, a los que se une Jessie.


Ya en la  tercera y última parte de la trilogía, los juguetes se encuentran en el momento más difícil de sus vidas: Andy ya no es un niño, ha crecido, y se marcha de casa par ir a estudiar a la universidad. Tiene pensado llevar a Woody con él, ya que siempre fue su preferido, y quiere conservarlo como recuerdo. El resto de juguetes tienen planes para pasar unos buenos años tranquilos en el desván, hasta que Andy o su hermana pequeña Molly, ya una adolescente, tengan hijos con quienes jugar. Pero como siempre, un error intervendrá, y hará que terminen en una bolsa de la basura. La madre de Andy, antes que tirarlos, los saca y los dona a la guardería local. Sunnyside parece un buen sitio, el lugar perfecto donde unos juguetes pueden vivir y hartarse de jugar con generaciones y generaciones de niños. Y además, la Barbie de Molly encontrará el amor al conocer al coqueto y guapo Ken, y la pareja nos dará algunos de los momentos más divertidos de la película (junto al modo latin-lover de Buzz, jajajaja) Pero no es oro todo lo que reluce: la guardería esta liderada por Lotso, un oso rosa que, aunque al principio parece simpático, es en realidad un tirano, y esta lleno de rencor hacia los niños por haber sido abandonado por su dueña, Daisy, muchos años atrás. Woody consigue escapar metiéndose en la mochila de Bonnie, una pequeña de la guardería, y en su habitación, conoce a sus juguetes, que son muy buenos y simpáticos con él. No obstante, regresa a Sunnyside para rescatar a sus amigos, y poner de nuevo a Buzz en su modo normal, ni latin lover ni guardián estelar petardo. Los juguetes de Andy consiguen enfrentarse a Lotso, y escapar de una destrucción segura en un incinerador de basura. Barbie elige quedarse con Ken en Sunnyside, y convertir la guardería en el mejor sitio del mundo para niños y juguetes. El resto de la pandilla, incluyendo a Woody y a Buzz, regresan a casa de Andy, al comprobar a través del ojo perdido de la señora patata lo mucho que su dueño les quiere y les busca. Pero antes de irse a la universidad, Andy tomará una importante decisión: dejando atrás su infancia, regala sus juguetes a la pequeña Bonnie, con quien se queda a jugar un rato. Así pues, Woody, Buzz, Jessie y el resto de juguetes encuentran un nuevo hogar y nuevos amigos en casa de Bonnie, después de tantas y tantas andanzas.


Así pues, la amistad de Buzz y Woody, aunque no empezó con muy buen pie, dura años, y después de haber pasado por todo por lo que un juguete puede pasar, se mantuvieron juntos en todas las aventuras, siempre ayudándose el uno al otro, y al resto de sus amigos de la habitación de Andy. La escena en que este regala sus juguetes a Bonnie es una de las más hermosas y conmovedoras que yo haya visto, es difícil verla sin que se te ponga un nudo de emoción en la garganta. No es fácil la vida de un juguete, aunque no lo creamos. Ellos están para hacernos felices mientras somos niños, para arrancarnos una sonrisa mientras jugamos, estimular nuestra imaginación y hacernos soñar con mil historias diferentes. Por eso nos alegramos tanto de que Buzz, Woody, y su pandilla encontraran un nuevo hogar con Bonnie, y de poder seguir viendo algunas de sus aventuras en forma de cortos. Pero sobre todo, Woody y Buzz nos recuerdan la importancia del juego y de la amistad, y cómo dejar la infancia atrás y madurar y crecer es un proceso hermoso, en el que aprendemos tantas y tantas cosas que formarán a la persona que vamos a ser el resto de nuestras vidas. Y para ello, no hay compañeros mejores que unos buenos juguetes que nos hagan reir y soñar. Por todo ello, creo que su medalla de oro esta más que merecida, ¿no os parece? Cerramos el ranking, como no podría ser de otra manera, con vídeos que no pueden ser otros que...

¡¡HASTA EL INFINITO, Y MÁS ALLÁ!!


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